Seminario: "Canales de comunicación de la producción científica en arqueología y antropología” - 2º Cuatrimestre 2020
La circulación de textos en los ámbitos académicos resulta imprescindible para el desarrollo de cada una de las disciplinas. No obstante, iniciarse en el camino de las publicaciones constituye, con frecuencia, una tarea ardua para los estudiantes avanzados y los jóvenes investigadores. Esto ocurre puesto que la escritura académica no implica solamente un proceso de elaboración y comunicación de ideas, sino que comprende también una compleja tarea de redacción y estructuración de contenidos que, además, debe ajustarse a determinadas normas formales. Si bien este tipo de competencias suelen mantenerse implícitas dentro de las aulas y los equipos de investigación, el aprendizaje de las prácticas de escritura y publicación académica, así como el conocimiento acerca de los distintos canales de comunicación de la ciencia, suelen estar ausentes de los contenidos curriculares.
No obstante, la comunicación de la ciencia representa una parte indisoluble de la actividad científica en sí misma, puesto que la difusión de los resultados de investigación constituye un aspecto inherente a la lógica interna de la ciencia en tanto práctica social. De hecho, dado que el avance de la ciencia es parte de un proceso acumulativo, toda investigación se basa en la existencia de trabajos previos. Por otra parte, el método científico exige que el conocimiento sea difundido públicamente para que la comunidad científica, y la sociedad en general, puedan verificar su validez y hacer uso del mismo. Actualmente los canales formales de comunicación científica por excelencia están representados por las publicaciones. Las mismas conforman el registro oficial, público y tangible de la ciencia y permiten asignar la propiedad intelectual a las ideas y/o descubrimientos, otorgando prestigio y reputación a los investigadores involucrados. Entre ellas destacan las revistas científicas arbitradas, es decir que presentan evaluación por pares de su contenido.
En este marco, desde hace varias décadas los organismos de evaluación científica han tendido a equiparar la cantidad de publicaciones con la productividad de cada autor, independientemente de su calidad. Dicha situación se ha materializado en una continua y creciente presión por publicar en el ámbito académico. Este fenómeno, usualmente resumido bajo el eslogan publish or perish, ha promovido comportamientos extremadamente competitivos, llevando al desarrollo de diversas estrategias de publicación que, con frecuencia, redundan en comportamientos poco éticos y/o en la elección de espacios de publicación de escasa visibilidad.