Durante los años ‘60
y ’70 diversas corrientes sociológicas en Europa y Estados Unidos elaboraron
teorías para explicar lo que parecía ser un nuevo fenómeno organizativo.
Aparecían en la escena mundial organizaciones que no se agrupaban ni reclamaban
por lo que hasta el momento había sido lo conocido: la clase obrera ocupada
organizada en sindicatos o partidos políticos luchando por mejores condiciones
laborales y salariales o por reformas o cambios estructurales en la forma de
organización de la vida social. Surge así la teoría de la acción colectiva que
contempla, por un lado, la corriente de la protesta social y, por el otro, la
noción de movimientos sociales y la categoría de identidad.
En Argentina, estas
corrientes tomaron forma a partir de la irrupción de los movimientos
territoriales antes y durante la crisis de 2001, explicando este tipo de
actividad política como producto de la implementación de planes neoliberales
impulsados desde la última dictadura militar (1976-1983) y profundizadas
durante los dos gobiernos de Carlos Menem (1989-1999). El llamado modelo de
desindustrialización y valorización financiera, de la mano del proceso de
privatización de activos del estado habrían ensanchado la brecha de desigualdad
social, dando lugar a la aparición de una nueva forma de hacer política a
través del trabajo territorial en los barrios más pobres. Se trataba de una
clase de activismo social que parecía escapar a las formas clásicas de acción
política del obrero fabril y que se centraba en la condición de desocupado del
sujeto a organizar.
Sin embargo, la
aparición de organismos territoriales fue muy anterior al golpe de Estado de
1976. En este seminario analizaremos el surgimiento, desarrollo y
transformaciones de las organizaciones villeras desde los años ’30 hasta la
actualidad. En este recorrido, nos interesa problematizar sobre las causas de
la aparición de la militancia territorial en Argentina en tanto forma
específica de acción política de la sobrepoblación relativa como fracción de la
clase obrera. Ya que comprende un fragmento que, por la propia dinámica de la
producción capitalista, sale del proceso de producción y se estanca en el de
consumo y circulación, su reproducción deja de estar mediada por las formas
tradicionales de lucha con las que la clase trabajadora se enfrenta al capitalista
individual. Ahora su interlocutor directo es el Estado, como representante
general del capital total de la sociedad y, por lo tanto, la organización
territorial se conforma directamente como una mediadora política de esta
fracción de la clase obrera para garantizar la reproducción de su fuerza de
trabajo, limitada, en muchos casos, solamente a su supervivencia.
Realizando un
recorrido histórico de la formación de este tipo de organizaciones en las
villas y asentamientos de Buenos Aires, veremos cómo la acción política de
estos sectores va mostrando, a partir de la aparición del trabajo territorial
desarrollado por los organismos políticos denominados clásicos, su proceso de
diferenciación hacia fines de los ’50 que coincide con transformaciones del capitalismo
en su contenido nacional y esa tendencia se va ensanchando hacia mediados de la
década del ’70 donde se produce la transformación más drástica y el trabajo
territorial se separa de las otras acciones consolidándose como tal durante las
décadas siguientes, mostrando la apariencia de ser autónomo y de representar un
sujeto social por fuera del sistema productivo.